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Fractura

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Fractura

La fractura es una lesión ósea que se produce cuando un hueso se rompe debido a una fuerza externa mayor a la que puede soportar. Es una de las lesiones más comunes en el cuerpo humano, y puede afectar a personas de todas las edades y estilos de vida.

Una fractura es una lesión ósea que se produce cuando un hueso se rompe o se parte debido a una fuerza externa mayor a la que puede soportar. Las fracturas pueden variar en gravedad, desde fracturas simples que sanan con facilidad hasta fracturas complicadas que requieren cirugía para sanar. Las fracturas pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero las áreas más comunes son los brazos, las piernas, la muñeca, la mano, la cadera y la columna vertebral.

Síntomas

Los síntomas de una fractura pueden variar según la gravedad de la lesión y la ubicación del hueso fracturado. Sin embargo, algunos síntomas comunes incluyen:

Dolor en la zona fracturada

Hinchazón

Hematomas

Deformidad del hueso

Incapacidad para mover la extremidad fracturada

Dificultad para soportar peso o presión en la extremidad afectada

Causas

Las fracturas óseas son causadas por una fuerza externa mayor a la que puede soportar el hueso. Algunas de las causas más comunes de fracturas incluyen:

Caídas

Lesiones deportivas

Accidentes automovilísticos

Lesiones laborales

Traumatismos directos, como golpes y patadas

Tipos

Existen varios tipos de fracturas óseas, cada una con características y gravedad diferentes. Los tipos de fracturas incluyen:

Fracturas cerradas: La piel no se rompe en la zona afectada.

Fracturas abiertas: La piel se rompe en la zona afectada, lo que aumenta el riesgo de infección.

Fracturas completas: El hueso se rompe completamente en dos o más piezas.

Fracturas incompletas: El hueso se agrieta, pero no se rompe completamente en dos o más piezas.

Fracturas desplazadas: Los extremos del hueso se desplazan de su posición normal.

Fracturas no desplazadas: Los extremos del hueso no se desplazan de su posición normal.

Diagnóstico

El diagnóstico de una fractura ósea generalmente se realiza mediante una evaluación física, un historial médico y pruebas de diagnóstico. Las pruebas de diagnóstico pueden incluir radiografías, tomografías computarizadas (TC) y resonancias magnéticas (RM). Estas pruebas ayudan a determinar la gravedad de la lesión, la ubicación exacta de la fractura y si hay algún daño adicional en los tejidos cercanos.

Tratamiento

El tratamiento de una fractura depende del tipo y la gravedad de la lesión. El objetivo del tratamiento es asegurar que los huesos se unan y sanen correctamente, así como reducir el dolor y la inflamación. Los tratamientos comunes para las fracturas incluyen:

Inmovilización: Si la fractura no está desplazada o no es grave, es posible que se requiera solo una férula o un yeso para mantener el hueso en su lugar mientras sana.

Reducción cerrada: Si la fractura está desplazada, se puede requerir una reducción cerrada para volver a colocar los extremos del hueso en su posición normal. Esto se hace sin cirugía y bajo anestesia.

Reducción abierta: Si la fractura está desplazada y es grave, se puede requerir una reducción abierta, que implica la cirugía para volver a colocar los extremos del hueso en su posición normal y mantenerlos en su lugar con placas, tornillos o clavos.

Rehabilitación: Después de que la fractura haya sanado, se puede requerir terapia física para ayudar a recuperar la fuerza y la movilidad de la zona afectada.

Prevención

Si bien no siempre es posible prevenir una fractura, hay medidas que se pueden tomar para reducir el riesgo de sufrir una lesión ósea. Algunas de estas medidas incluyen:

Mantener una dieta rica en calcio y vitamina D para fortalecer los huesos.

Hacer ejercicio regularmente para mantener los huesos y los músculos fuertes.

Usar equipo de protección adecuado al practicar deportes o realizar actividades físicas que presenten riesgo de lesiones.

Mantener un ambiente seguro en el hogar y en el lugar de trabajo para reducir el riesgo de caídas y lesiones.

Factores de riesgo

Algunos factores pueden aumentar el riesgo de sufrir una fractura ósea. Estos factores incluyen:

Edad avanzada

Historial de fracturas previas

Bajo peso corporal o desnutrición

Osteoporosis u otros trastornos óseos

Enfermedades que debilitan los huesos, como el cáncer

Algunos medicamentos que debilitan los huesos, como los corticosteroides

Complicaciones

Las complicaciones de una fractura pueden incluir problemas de curación, infecciones, daño nervioso o vascular, y discapacidad temporal o permanente. Es importante tratar las fracturas de manera adecuada y seguir las recomendaciones médicas para minimizar el riesgo de complicaciones.

Pronóstico

El pronóstico de una fractura depende de varios factores, incluyendo la gravedad de la lesión, la ubicación del hueso fracturado y la edad y salud general del paciente. En general, la mayoría de las fracturas sanan completamente y permiten la recuperación completa de la movilidad y la función. Sin embargo, en casos graves o en pacientes con factores de riesgo adicionales, puede haber complicaciones y una recuperación más prolongada.

En conclusión, la fractura es una lesión ósea común que puede afectar a personas de todas las edades y estilos de vida. Es importante buscar atención médica inmediata si se sospecha de una fractura, y seguir las recomendaciones médicas para asegurar una recuperación

 

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