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Nefrosis

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Nefrosis

La nefrosis, también conocida como síndrome nefrótico, es una enfermedad renal crónica que afecta a los riñones y puede tener diversas causas.

La nefrosis es una enfermedad renal caracterizada por la presencia de proteínas en la orina debido a la alteración de los glomérulos, que son las unidades filtradoras de los riñones. Los glomérulos están formados por pequeños capilares que filtran los desechos y el exceso de agua del torrente sanguíneo para formar la orina. En la nefrosis, la barrera de filtración de los glomérulos se vuelve permeable a las proteínas, lo que resulta en su pérdida en la orina.

Síntomas de nefrosis:

Los síntomas de la nefrosis pueden variar dependiendo de la causa subyacente, pero los más comunes incluyen la presencia de proteínas en la orina (proteinuria), hinchazón en las extremidades (edema), aumento de peso debido a la retención de líquidos, niveles bajos de proteínas en la sangre (hipoproteinemia), niveles elevados de colesterol en la sangre (hipercolesterolemia), y presión arterial alta (hipertensión).

Causas de la nefrosis:

La nefrosis puede tener varias causas, entre las cuales se incluyen enfermedades renales primarias como la glomerulonefritis focal y segmentaria, la enfermedad de cambios mínimos, la glomeruloesclerosis focal y segmentaria, y la nefropatía por cambios esclerosantes. Además, otras condiciones médicas como la diabetes tipo 2, lupus eritematoso sistémico, amiloidosis, enfermedad de Fabry, entre otras, también pueden causar nefrosis.

Tipos de nefrosis:

Existen varios tipos de nefrosis, incluyendo:

Nefrosis primaria: Este tipo de nefrosis se refiere a las enfermedades renales primarias mencionadas anteriormente, como la glomerulonefritis focal y segmentaria, la enfermedad de cambios mínimos, la glomeruloesclerosis focal y segmentaria, y la nefropatía por cambios esclerosantes. Estas son enfermedades que afectan directamente a los glomérulos y son consideradas como causas primarias de nefrosis.

Nefrosis secundaria: Este tipo de nefrosis se refiere a la nefrosis que es causada por otras condiciones médicas, como la diabetes tipo 2, lupus eritematoso sistémico, amiloidosis, enfermedad de Fabry, entre otras. Estas enfermedades causan daño renal secundario a su efecto sistémico en el organismo.

Diagnóstico de la nefrosis:

El diagnóstico de la nefrosis se basa en una combinación de los síntomas del paciente, antecedentes médicos, examen físico y pruebas de laboratorio. Las pruebas de laboratorio pueden incluir análisis de orina para detectar la presencia de proteínas (proteinuria), niveles de proteínas y colesterol en la sangre  (hipoproteinemia e hipercolesterolemia), pruebas de función renal para evaluar la salud general de los riñones, y estudios de imagen como ecografías o biopsias renales para obtener una imagen más detallada del estado de los riñones.

Tratamiento de la nefrosis:

El tratamiento de la nefrosis depende de la causa subyacente y de la gravedad de la enfermedad. El objetivo principal del tratamiento es controlar los síntomas, prevenir complicaciones y preservar la función renal. Algunas opciones de tratamiento incluyen:

Medicamentos: Se pueden utilizar varios medicamentos para tratar la nefrosis, como los corticosteroides para reducir la inflamación y suprimir el sistema inmunológico, los inhibidores del sistema renina-angiotensina-aldosterona para controlar la presión arterial y reducir la proteinuria, y otros medicamentos inmunosupresores en casos de nefrosis secundaria.

Cambios en el estilo de vida: Se pueden recomendar cambios en la alimentación, control del consumo de sal y líquidos, actividad física regular y dejar de fumar, para ayudar a controlar la presión arterial, el colesterol y mantener un estilo de vida saludable en general.

Control de enfermedades subyacentes: Si la nefrosis es causada por una enfermedad subyacente como la diabetes o el lupus, es importante controlar y tratar adecuadamente dicha enfermedad para prevenir el empeoramiento de la nefrosis.

Diálisis y trasplante renal: En casos más graves de nefrosis en los que la función renal se encuentra gravemente comprometida, puede ser necesario recurrir a la diálisis o al trasplante renal como opciones de tratamiento.

Prevención de la nefrosis:

La nefrosis no siempre es prevenible, ya que en muchos casos es causada por enfermedades subyacentes. Sin embargo, mantener un estilo de vida saludable, controlar las enfermedades crónicas como la diabetes y el lupus, y seguir las recomendaciones médicas pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar nefrosis o retrasar su progresión.

Factores de riesgo de la nefrosis:

Algunos factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar nefrosis incluyen antecedentes familiares de enfermedades renales, presión arterial alta, diabetes tipo 2, lupus eritematoso sistémico y otras enfermedades autoinmunes, obesidad y consumo excesivo de alcohol o drogas.

Complicaciones de la nefrosis:

La nefrosis no controlada o mal manejada puede llevar a complicaciones graves como insuficiencia renal crónica, enfermedad cardiovascular, coágulos sanguíneos, infecciones urinarias recurrentes, desequilibrios electrolíticos y otros problemas de salud.

Pronóstico de la nefrosis:

El pronóstico de la nefrosis depende de la causa subyacente, la respuesta al tratamiento y la gravedad de la enfermedad. Con un tratamiento adecuado y una gestión adecuada de los factores de riesgo, el pronóstico puede ser favorable y la progresión de la enfermedad puede ser controlada. Sin embargo, en casos más graves, la nefrosis puede progresar a insuficiencia renal crónica, lo que puede requerir diálisis o trasplante renal.

En conclusión

La nefrosis es una enfermedad renal crónica que afecta a la filtración y eliminación de proteínas en la orina, lo que puede llevar a la acumulación de líquidos en el cuerpo y causar síntomas como hinchazón, proteinuria, hipercolesterolemia y disminución de la albúmina en sangre. Las causas de la nefrosis son variadas e incluyen enfermedades primarias del riñón, como la nefropatía por cambios mínimos y la glomerulonefritis membranosa, así como enfermedades secundarias como la diabetes, lupus y enfermedades autoinmunes. El diagnóstico se basa en la evaluación clínica, pruebas de laboratorio y estudios de imagen, y el tratamiento incluye medicamentos, cambios en el estilo de vida, control de enfermedades subyacentes y en casos graves, diálisis y trasplante renal.

 

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